Nuestro café coatepecano lleva el merecido nombre de "SENTIDO". Una palabra tan análoga como ésta merece unas cuantas palabras. Sentido, como el gusto; sentido, como el afecto; sentido, como el propósito. Su imagen es nuestra adaptación de la icónica obra "El Hijo del Hombre", de René Magritte (1964). En la obra original se aprecia a un hombre cuyo rostro se encuentra parcialmente cubierto por una manzana. Su aspecto es más bien genérico: un perfecto representante del siglo XX con su atuendo laboral urbano, y una manzana desproporciónada en el rostro. ¿Quién ha visto semejante fenómeno? Ni en el S.XX, ni en el S.II, las manzanas no se compartan de semejante manera. ¿El Hijo del Hombre? ¿No es este el título que Jesús de Nazaret se atribuye? ¿No deberá ser interpretado de acuerdo a la tradición bíblica judeo-cristiana? Cracterizado por sus contrariedades y por el fracaso del proyecto racionalista, el S. XX fue un contexto a la vez de un gran sinsentido, así como del surgimiento de ideas llenas de éste, como fue el pensamiento propuesto por V. Frankl, fundador de la corriente logoterapéutica. Sin duda una obra como a la que nos referimos, que busca ser absurda, carente de sentido, termina por estar extraordinariamente cargada de éste. "Quien tiene un porqué, soporta casi cualquier cómo", citaba a Nietzsche el fundador de la logoterpia. La terapia es descubrir en acción, en praxis, en decisión, el mencionado sentido. Nuestro café refleja de manera excepcional el sentido por el que su productor nos lo ofrece: el amor por su familia, por su pueblo, por su cultivo; un proyecto de vida, la esperanza de un futuro forjado. Coatepec es un lugar de sentido, cada taza de un buen café puede serlo, y nuestro café, un extraordinario compañero para el vital recorrido.